10 de noviembre de 2022
Tecnología en el Edge
La ciencia ha ido incorporando de manera constante mejoras en nuestras vidas. Muchas veces, estas mejoras y avances solo han permitido su uso y operación a un cierto ámbito o área de uso controlada, ya sea por su coste, por garantizar la seguridad o por limitaciones en su capacidad de operación.
La era de la ubicuidad tecnológica
En nuestro día a día utilizamos el portátil, el móvil o el smartwatch y los tenemos ya como un elemento esencial sin poner en duda que la conectividad y sus funcionalidades están siempre disponibles.
En el entorno doméstico frases como: “Alexa! Pon la lavadora” o “Google! Hazme un café” empiezan a ser ya habituales y cada vez más elementos entran a formar parte de este ámbito (sistemas de entretenimiento, dispositivos de iluminación, de climatización, puertas automáticas, electrodomésticos…)
Pero esto no acaba en el ámbito doméstico si no que sigue su expansión a todo nuestro entorno social diario, en las etiquetas de los productos, en los sensores ambientales de nuestra ciudad, en los dispositivos de monitorización de nuestros abuelos o incluso en la baliza de emergencia de nuestro coche.
Todo tiende a conectarse, y por lo tanto no todo permanece igual, se están borrando por completo los límites que hasta ahora percibíamos en el uso de la tecnología debido a que:
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Ya no trabajamos en la oficina y nos conectamos desde cualquier lado y con múltiples dispositivos.
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La conectividad y los anchos de banda se han incrementado de forma exponencial, pudiendo acceder a gran cantidad de datos.
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La mayoría de los sistemas digitales que nos rodean son un PC en sí mismo con unas capacidades muy superiores a las de hace pocos años.
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La nube (el famoso Cloud) se ha popularizado para el almacenaje y la ejecución de los procesos y aplicaciones.
Necesitamos algo más, el Edge
Esta ubicuidad tecnológica y de equipos conectados no se puede manejar de la misma forma que los sistemas centralizados, no podemos esperar que el perímetro de operación sea infinito y controlado desde un único punto central. Es necesario que la descentralización de la conectividad y los dispositivos venga de la mano de la descentralización del control y la ejecución. El perímetro (el Edge) debe tener capacidad de procesado, para poder borrar los límites de este.
Así pues, el Edge lo podríamos definir como el post perímetro. Antes cualquier operación que requiriese un procesado de datos, se basaba en centros de datos físicos, con un perímetro de operación muy delimitado. El Edge distribuye la capacidad de procesado a nuestro alrededor, aprovechando los dispositivos que nos rodean, las altas capacidades de transporte de datos y la potencia de procesado de cualquier dispositivo actual.
Como decíamos la popularización de dispositivos inteligentes, el auge del IoT que nos permite recoger y disponer de datos de forma ubicua, que se ha apoyado en el incremento de velocidades de transferencia, baja latencia y altos anchos de banda. Estos dispositivos, a su vez, disponen cada vez de capacidades de procesado mayores, y por lo tanto abren la puerta a lo que llamamos el Edge Computing, la capacidad de procesar más allá del perímetro, más allá de los centros de datos.
Gadgets
Como todo en la vida, nada es tan fácil como parece. Este nuevo paradigma lleva también a nuevas situaciones donde es clave la capacidad de procesado y la autonomía de ejecución en el Edge.
Aprovechar los avances tecnológicos que nos trae la ciencia, a veces nos lleva al absurdo, y por lo tanto debemos no solo buscar la funcionalidad si no que necesitamos fiabilidad y robustez de forma innegociable.
Requisitos del Edge
Así pues, el Edge debe aprovechar las ventajas actuales que la tecnología ofrece:
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La baja latencia de las comunicaciones y las oportunidades de negocio que proporciona.
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La mejora en los anchos de banda para aprovechar tanto las comunicaciones con la nube como con otros dispositivos.
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La expansión de la conectividad a casi cada rincón del territorio.
Pero a su vez también se debe ser consciente de los riesgos y limitaciones y tenerlos muy en cuenta para poder crear entornos fiables y robustos:
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El ancho de banda, puede ser una ventaja, pero en algunos casos puede ser una limitación y por lo tanto debemos adaptar la operación a su disponibilidad.
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La continuidad del negocio, los equipos y sistemas deben mantener en todo momento su funcionalidad. La insatisfacción del cliente va a dejar en segundo plano cualquier funcionalidad extra, además de la obligación de garantizar la operación en aquellos sistemas que puedan ser críticos u ocasionar algún riesgo.
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La exposición de los datos, ahora distribuidos por el Edge y más expuestos que nunca, se debe proteger y cifrar ante cualquier intrusión para mantener la privacidad.
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La gestión de la identidad debe marcar la frontera entre lo nuestro y lo que es de terceros. El perímetro es fluido y debemos gestionar la identidad de manera eficiente.
No podemos dejar que el Edge y las funcionalidades “guays” dominen las posibilidades de lo digital, debemos usar y integrar la robustez, la fiabilidad, la seguridad y la usabilidad en los flujos de desarrollo de productos y soluciones si queremos que la tecnología y el Edge sea una ayuda y no un problema.
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