La sostenibilidad en las licitaciones con la Administración Pública

Asimismo, más tarde, en 2015, a través de la Agenda 2030 y del Acuerdo de París, se definieron unas bases y unos objetivos enfocados hacia la integración de la evolución humana con el mantenimiento del planeta para garantizar la supervivencia de éste para nuestras futuras generaciones.

¿Qué papel tienen las empresas, la administración y el tercer sector en el desarrollo sostenible?

Iniciamos un proceso de cambio en el que se ha evidenciado la necesidad de actuar para mitigar el impacto negativo que hemos generado en nuestro ecosistema a partir de la revolución industrial en 1800 y de la gran aceleración en 1950, y con afectación tanto desde un punto de vista ambiental como social. La administración, las empresas y el tercer sector (organizaciones sin ánimo de lucro), son los dinamizadores claves para lograr los cambios necesarios para llevar a término esta mitigación, actuando sobre los gobiernos, las compañías y la sociedad.

Para ello, es imprescindible potenciar el diálogo y realizar una acción corresponsable entre todos que sea colaborativa, coordinada y basada en la alianza de los tres actores. Se trata de difundir, sensibilizar, educar y finalmente exigir para poder ir avanzando al ritmo necesario en este nuevo modelo relacional con el ecosistema.

Factores clave de la sostenibilidad en la contratación pública

Las Administraciones Públicas, como representantes de los Estados, tienen un rol primordial para garantizar las bases para desarrollar unos modelos de relación basados tanto en los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que se fijan en los tres ejes, el social, ambiental y económico, como en la reducción del calentamiento global y los gases de efecto invernadero (GEI). Cuestiones que nos llevan a replantear las formas de evolucionar como humanidad y en especial el consumo de recursos que hacemos para ello.

A tal respecto, las licitaciones son la herramienta a través de la cual la Administración define y establece estos nuevos modelos relacionales, y es a partir de éstas, que pueden contribuir a lograr que dichos modelos con empresas y ciudadanía contribuyan a un ecosistema más sostenible y social. Es por ello por lo que en la contratación pública existen factores clave de la sostenibilidad que se incorporan a las licitaciones a través de los criterios de valoración que permiten de forma objetiva evidenciar su cumplimiento y consecución.

Dichas cláusulas suelen tener bien un impacto social o bien un impacto ambiental, y favorecen el valorar positivamente, y siempre de forma objetiva, aquellas empresas o entidades que garantizan el cumplimiento de los parámetros que se establecen o incluso hagan propuestas innovadoras, pero concretas, de elementos sobre los que actuar en la confección y prestación del servicio. Algunos ejemplos de los elementos que actualmente conforman los criterios de sostenibilidad de las licitaciones son:

• El cumplimiento de las normas UNE ISO9000, ISO14000 o las OSHAS18001.
• La disponibilidad de los planes de igualdad, acciones de contratación para fomentar la reducción de la brecha digital, definición de un porcentaje de puestos de trabajo de nueva creación para asegurar las oportunidades laborales entre la sociedad, existencia de un porcentaje de puestos de trabajo que garanticen la incorporación de personas con discapacidad funcional, el listar medidas para potenciar las Pymes, la innovación sostenible, etc.
• La reducción en el consumo energético por parte de determinados productos, la certificación del uso de “sustancias no restringidas” en los equipos, el evidenciar el consumo de energía renovable, la eliminación del papel, el reciclaje de los materiales usados, el que los componentes de los equipos sean reparables, el medir y optimizar el impacto en la huella de carbono, etc.

Beneficios para la empresa, la administración y la ciudadanía

Todo ello, facilita que la Administración sea promotora de integrar la sostenibilidad dentro de su propia estrategia y la de las compañías con las que interactúa, y es facilitadora de una aportación de valor sostenible al ecosistema, llegándose a generar una serie de beneficios tanto para la Administración, como para el ciudadano y la propia empresa; de aquí que ya empiecen a existir productos ecoinnovadores que facilitan un impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad, que garantizan un crecimiento económico sostenible, así como una sostenibilidad social y medioambiental.

En el sector tecnológico, hay dos ejemplos muy claros de los beneficios: por un lado, todas las nuevas oportunidades de negocio que están apareciendo alrededor de las energías renovables y la energía azul, entre otras, generando nuevos modelos de productos sostenibles fruto de la ecoinnovación y que repercuten en minimizar el impacto hacia el medio ambiente. Algunos pueden ser los aerogeneradores sin aspas o las nuevas formas de refrigeración de CPD’s que se están evaluando.

Y, por otro lado, está la generación de nuevo talento basado en la construcción de alianzas entre Administración, empresa y tercer sector en el cual, a través de la colaboración, se forma a personas en situación de vulnerabilidad para incorporarlas al mercado laboral en aquellos ámbitos en los que hay necesidad de talento. Se facilita que estudiantes con pocos recursos continúen con sus estudios -en especial en el ámbito tecnológico/digital dirigido a las mujeres -, se fomenta el teletrabajo incentivando la conciliación familiar, se definen ratios en plantillas para reducir la brecha de género…

En esta dirección, desde SEIDOR colaboramos con diferentes entidades, tales como el Cercle Tecnològic (Círculo tecnológico), en su programa Apadrina TIC de becas y mentorización en TIC para alumnos y alumnas en situación de vulnerabilidad; el programa Empowering Woman‘s Talent de Equipos y Talento, para impulsar el empoderamiento de la mujer y el desarrollo del talento femenino; o el programa Beca SEIDOR para alumnos que cursen un máster de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Cataluña.

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