06 de febrero de 2023
Claves del humanismo tecnológico
El humanismo tecnológico es un ideal que pretende centrarse en la creación de tecnología socialmente responsable, que no explote al usuario. Es decir, que debe respetar su tiempo, su atención y sus datos personales, sustituyendo los modelos actuales basados en la publicidad por opciones que no estén pensadas para llamar la atención.
Es una idea que, cada vez, tiene mayor importancia, dado que las distintas formas de tecnología están cobrando mucha más importancia en todas las esferas de la vida.
Center for Humane Technology
Uno de los primero grandes movimientos que surgieron alrededor de esta visión del humanismo tecnológico fue el Center for Humane Technology (CHT). Fundado en 2013 por ex trabajadores de grandes compañías tecnológicas que no estaban conformes con el uso y tratamiento que se estaba haciendo de los datos de los usuarios, este movimiento nace con la misión de "impulsar un cambio integral hacia tecnologías humanas que favorezcan el bienestar colectivo, la democracia y un entorno de información compartido".
Según el CHT, hay seis principios clave para desarrollar tecnologías humanas en el futuro:
- Obsesión por los valores, en lugar de obsesionarse con las métricas de compromiso.
- Reforzar la brillantez existente, en lugar de asumir que más tecnología es siempre la respuesta.
- Hacer visible lo invisible, en lugar de asumir que los daños son casos extremos.
- Posibilitar la toma de decisiones acertadas, en lugar de suponer que cuantas más opciones mejor.
- Fomentar la atención plena, en lugar de competir por la atención.
- Vincular el crecimiento con la responsabilidad, en lugar de limitarse a maximizar el crecimiento.
Otros principios del Humanismo Tecnológico
Sin embargo, los principios que rigen el humanismo tecnológico son más complejos y más variados. De hecho, según este mismo centro, podemos hablar de otros 8 aspectos clave a la hora de abordar esta temática
- Dar prioridad a las personas: se debe privilegiar los derechos e intereses de las personas sobre los de las empresas.
- Evitar soluciones "atomizadoras”: En la medida de lo posible, se debe dar prioridad a los enfoques sociales y colectivos frente a las soluciones "atomizadoras".
- Enfrentarse al poder: se debe tratar de identificar y corregir las asimetrías y desequilibrios de poder.
- Abordar las causas profundas: se debe ir más allá de los síntomas para abordar las causas profundas del problema o reto en cuestión.
- Presumir el daño: se debe presuponer que todas las tecnologías, y sus aplicaciones, son capaces de infligir una serie de daños y tratar de identificarlos.
- Exigir precaución: se debe exigir un enfoque preventivo en el desarrollo y despliegue de la tecnología.
- Aceptar la complejidad: se debe reflejar la complejidad de un problema o reto proponiendo soluciones integrales y contextualizadas.
- Buscar la sostenibilidad: se debe privilegiar las soluciones sostenibles y regenerativas frente a las soluciones rápidas y autodestructivas.
Así será el resultado
Cuando se aplica el humanismo a la misma concepción de una tecnología y se tiene presente durante todas las fases de su desarrollo y comercialización, el resultado acaba siendo una tecnología no solo más humana, sino que incluso resulta más natural. En muchas ocasiones, usar determinadas herramientas supone forzar nuestro comportamiento. Algo que debe evitarse, puesto que es la tecnología la que debe adaptarse a las personas y no al revés.
La tecnología humana no debe sustituir a la mente y al cuerpo humano, sino que deben aumentar las capacidades existentes. Es más, con esto se consigue que la tecnología sea lo más sencilla y accesible posible (también en precio), de forma que pueda ser utilizada por el mayor número posible de personas. Por eso, quienes diseñan las herramientas deben estar atentos a las ramificaciones sociales y medioambientales de las nuevas tecnologías y actuar en consecuencia.
Por último, cabe señalar que no hay que olvidar que lo que en un momento dado podemos considerar como una tecnología desarrollada bajo el paraguas del humanismo, en otra situación nos pueda parecer justo lo contrario. Por ejemplo, los teléfonos móviles pueden ser más humanos que los fijos dado que nos permiten desplazarnos libremente para llamar. Sin embargo, esto también ha generado espacios más ruidosos y que en ocasiones no se respete el silencio o el descanso de otras personas.
Así pues, las tecnologías nunca serán totalmente humanas o inhumanas. Pero sí que se debe prestar especial atención a las claves y principios aquí desgranados para evitar males mayores y conseguir el objetivo último: que todos los desarrollos y avances sean sostenibles, responsables y que no exploten a la persona
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¿Cómo humanizar la tecnología?
Dice el diccionario de la RAE que humanizar es “hacer humano, familiar y afable a alguien o algo”. Así que, en ese sentido, humanizar la tecnología es crear una tecnología que vaya más allá de la pura funcionalidad para crear una interacción placentera, con ergonomía, interfaces más agradables de usar, desarrollando tecnologías fiables y accesible, con sistemas y algoritmos que se ajusten a intuiciones éticas y políticas, evitando los sesgos o la manipulación.