28 de marzo de 2023
Soulbound tokens
La tecnología basada en blockchain y en los tokens digitales han sido, desde hace ya años, la base para un buen número de iniciativas en diversos ámbitos, sobre todo en lo que se refiere al de las finanzas descentralizadas (DeFi), el metaverso y los NFTs, las organizaciones autónomas descentralizadas (DAO), las credenciales digitales o las certificaciones empresariales, entre otros; dejando aparte, por supuesto, el mero mercado y tráfico de las criptomonedas en sí mismas.
Los NFT, en particular, son una especie de títulos (fichas), únicos y no intercambiables (es decir, no son fungibles como las criptomonedas u otros tokens digitales) y tienen por tanto la particularidad de poder demostrar incontrovertiblemente la propiedad sobre ellos, y además asegurar su unicidad, inalterabilidad y no reproductibilidad. Los NFT se han definido como un estándar dentro de la blockchain Ethereum en las RFC-721 y ERC-1155.
Aproximándonos a la Identidad digital
Por otro lado, existe desde hace tiempo una creciente necesidad de disponer de un ecosistema aceptado que aborde el problema de la identidad y las credenciales digitales del individuo, el cual asegure tanto la validez e interoperabilidad universal de aquellas (tanto a través de instituciones como de las fronteras nacionales) como su confiabilidad y sujeción a la soberanía personal.
Con este modelo, los individuos son dueños exclusivos de todos los datos referidos a su identidad y pueden gestionar soberanamente y con total libertad las credenciales digitales que les son otorgadas por terceros (personales, académicas, profesionales…) de forma que pudieran hacerlas servir para demostrar cualquier cosa, y ante cualquiera, acerca de su existencia, competencias o logros vitales. El desarrollo de las técnicas criptográficas y de los registros descentralizados de confianza basados en blockchain – públicos o privados - llevan tiempo siendo la base de varias iniciativas emergentes para la implantación de la identidad descentralizada y de las credenciales digitales de los ciudadanos (Verifiable Credentials, Open Badges, EBSI…).
Así, parece lógico pensar que algún tipo de token digital (con las propiedades que hemos mencionado, más la no transferibilidad) podría servir para recoger información precisamente sobre las mencionadas credenciales vitales. Aquí es donde entran en juego los novedosos Soulbound Tokens (SBT).
El concepto SBT
El modelo de los Soulbound Tokens (SBT) fue presentado el año pasado (Decentralized Society: Finding Web3’s Soul) por el cofundador de Ethereum, Vitalik Buterin, además de Puja Ohlhaver y Glen Weyl.
Básicamente, los SBT están definidos como un tipo de tokens digitales similares a los NFT, pero que se emiten a un individuo en representación de alguna(s) de sus credenciales (por ejemplo, con datos sobre su identidad o sus estudios). Estos certificados (pongamos por ejemplo un título académico) serían emitidos en blockchain por parte de un llamado soul (una Universidad) a un beneficiario dotado de un wallet digital (siguiendo con nuestro caso, un antiguo alumno). Nuestro individuo, por su parte, podría presentar selectivamente sus souls a un tercero, demostrando de este modo la posesión y validez de unas credenciales académicas respaldadas por la Universidad de nuestro ejemplo. En todo este flujo, el emisor del soul vendría investido con una confianza reconocida y respaldada por el registro distribuido basado en la cadena de bloques.
Al igual que para recoger certificados académicos, los soul puede recoger aspectos tales como registros médicos, datos de identificación - pasaportes o permisos de conducir -, registros de experiencia laboral o datos de capacidad crediticia, entre muchos otros. También pueden recoger credenciales específicamente dedicadas a la protección de roles en el ámbito de la blockchain (por ejemplo, para usar en DAOs).
Confianza basada en blockchain
Ante todo, y como sucede con todo lo que tiene que ver con la identidad y las credenciales descentralizadas soportadas en blockchain, los SBT se enfrentan al obstáculo de la pérdida de claves o la privacidad, para lo cual el planteamiento técnico de los autores sugiere algunas soluciones en las que no vamos a profundizar aquí.
Más allá de esto, es importante destacar que el concepto de los SBT se ha desarrollado con la seguridad en mente, y, en este sentido, hereda las características de protección (respaldadas por la tecnología blockchain) que caracterizan a los NFT: la inmutabilidad, que asegura la no alteración de un certificado desde que se emitió; la descentralización, que garantiza su invulnerabilidad a los intereses de cualquier autoridad pública o compañía privada; la no transferibilidad, asegurada por el propio algoritmo y modelo de datos que los define; y la propia seguridad soportada en las técnicas criptográficas y el mecanismo de consenso propios de la cadena de bloques.
En cuanto a si los SBT serán adoptados o no, ello dependerá de si prevalecen sobre las especificaciones que, como decíamos, están siendo desarrolladas desde hace tiempo por parte de diferentes actores y sobre varios estándares, todos ellos en torno a la identidad descentralizada autosoberana. La prevalencia de uno u otro modelo dependerá mucho de cómo evolucionen las regulaciones sobre identidad digital – las normativas europeas actualmente en candente desarrollo tienen mucho que decir -, del soporte de empresas e instituciones, de la accesibilidad del gran público a estas tecnologías – la gente común está aún muy al margen de todo el universo de Web3 y las carteras digitales – y de las propias limitaciones tecnológicas (costes y escalabilidad) de las redes blockchain públicas.
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