¿Qué significa y para qué sirve el IoT?

Cabe señalar que, al principio, solo los ordenadores y los servidores estaban conectados a Internet. Pero con la proliferación de las redes y dispositivos móviles y con la miniaturización de los sensores y otros componentes tecnológicos, poco a poco casi todos los productos se fueron (o podían) conectarse a Internet: desde relojes y pulseras de actividad hasta semáforos, cámaras de videovigilancia y robots industriales.

Conectar todos estos objetos y añadirles sensores nos permite dotar de inteligencia digital a dispositivos que de otro modo no lo serían, permitiéndoles comunicar datos en tiempo real sin que intervenga un ser humano. Esto, a su vez, nos permite conocer mejor el mundo que nos rodea y poder dar una respuesta más apropiada y basada en datos, casi en tiempo real, a los problemas que pueda haber.

Por ejemplo, los sensores de lluvia estratégicamente colocados en una plantación pueden hacer que los algoritmos que están detrás decidan abrir más las compuertas o no en función de las lluvias caídas en las últimas jornadas u horas.

La denominación de IoT se la debemos a Kevin Ashton, quien acuñó esta frase en 1999 para presentar un nuevo proyecto de sensores en el que estaba trabajando, y a partir de ahí se quedó.

Cómo funciona IoT

Un ecosistema IoT está formado por dispositivos inteligentes habilitados para la web que utilizan sistemas integrados, como procesadores, sensores y hardware de comunicación, para recoger, enviar y actuar sobre los datos que adquieren de sus entornos.

Los dispositivos IoT comparten los datos de los sensores, que se encargan de recoger, y para ello se conectan a una pasarela IoT o a otro dispositivo. Generalmente, después de recopilar todos estos datos se envían a la nube para ser analizados. Con la proliferación del Edge computing, sin embargo, cada vez es más frecuente que el primer análisis rápido se haga localmente.

A veces, estos dispositivos se comunican con otros dispositivos y actúan sobre la información que obtienen unos de otros. Los dispositivos hacen la mayor parte del trabajo sin intervención humana, aunque las personas pueden interactuar con los dispositivos, por ejemplo, para configurarlos, darles instrucciones o acceder a los datos.

Casos de uso

Una de las primeras aplicaciones del IoT fue añadir etiquetas RFID a equipos para ayudar a localizarlos. Sin embargo, desde aquellos primeros usos el coste de añadir sensores y una conexión a Internet a cualquier objeto no ha dejado de bajar. Así, en 2004, el coste medio de estos sensores se situaba en 1,30 dólares. Ya entonces se preveía que, para 2020, este dato descendiera hasta los 0,38 dólares por sensor.

En un principio, el IoT interesaba sobre todo a las empresas y a la industria manufacturera, donde su aplicación se conoce a veces como "máquina a máquina" (M2M). Sin embargo, desde entonces las posibles aplicaciones del IoT se han multiplicado y, de hecho, podemos encontrar muchas opciones útiles para hogares y oficinas. No en vano, el fin es que con el Internet de las Cosas podemos hacer que la vida, tanto personal como laboral y social, sea más inteligente y tener un mayor control total sobre lo que pasa alrededor nuestro.

Sin embargo, lo cierto es que el IoT es esencial para las empresas, ya que les permite tener una visión en tiempo real de cómo funcionan realmente sus sistemas, ofreciendo información, sobre todo, desde el rendimiento de las máquinas hasta las operaciones de la cadena de suministro y la logística.

Igualmente, IoT permite a las empresas automatizar procesos y reducir los costes laborales. También reduce los residuos y mejora la prestación de servicios, haciendo menos costosa la fabricación y la entrega de bienes, además de ofrecer transparencia en las transacciones de los clientes.

Previsiones de mercado

La empresa de análisis tecnológico IDC predice que el mercado mundial de soluciones de IoT, incluidos los sistemas inteligentes, los servicios de conectividad, la infraestructura, las aplicaciones, la seguridad, la analítica y los servicios profesionales, tendrán una tasa de crecimiento anual del 20% entre 2020 y 2030.

Por hacernos una idea, esto supondría que habrá 41.600 millones de dispositivos IoT conectados en 2025. La mayoría de ellos estarán en equipos industriales y de automoción, aunque, como decíamos, también se espera una fuerte adopción de dispositivos domésticos inteligentes y vestibles a corto plazo.

Mientras, Gartner predice que los servicios relacionados con el IoT moverán 58.000 millones de dólares en 2025, lo que supone un crecimiento anual del 34% desde 2019. Empresa y automoción son dos de los sectores más importantes y cada vez veremos más contadores inteligentes, dispositivos de seguridad inteligentes (como detección de intrusos y cámaras web) así como la automatización de edificios (especialmente en la iluminación conectada).